LA CONTRAFACHADA DE DUQUE
Por. VĆctor Garavito
En 22 dĆas de gobierno del que dijo Uribe, el paĆs refleja su creciente pesimismo, la caĆda de la popularidad del mandadatario nacional al 40% y todo tipo de contradicciones de Ā«un inicio accidentadoĀ» en medio de un gabinete corporativo; al mismo tiempo que emerge la derecha tecnocrĆ”tica con sus acostumbrados dispositivos de control social y su inalterable lenguaje de siempre, donde todo es presumiblemente complejo.
A pesar de ello, IvĆ”n Duque MĆ”rquez se presenta como una nueva fachada con la impronta de una personalidad diferente, pero dentro de mismo formato de su mentor, de extrema pobreza argumentativa y la lógica del mitómano, como la expuesta por el Minhacienda Carrasquilla; asĆ trata de convencer a las aceras opuestas de que El Futuro Es De Todos, con el que arrancó su discurso de posesión el pasado 7 de agosto. En ese momento, pretendió trasmitir con su lenguaje neutro, la atractiva fórmula āintermediaā y que resultó un mal calco del estilo Macron.
No obstante, su objetivo fue claramente teatralizar la puesta en escena del desconectado, aunque algunos no lo advirtieron, funcionó muy bien, luego del demoledor discurso del presidente del Congreso Ernesto MacĆas Tovar. AsĆ apareció con el ilusionista de la restauración, del llamado āpacto por Colombiaā, que aĆŗn hoy logra tener eco entre algunos analistas, senadores de la repĆŗblica y que alcanzó su climax en la muy publicitada reunión de los expresidentes.
Y no era para menos, ante la actual coyuntura que se les presenta a los sectores interesados en defender el statu quo del establiment, que no es otro que la aplicación del modelo neoliberal extractivista; de privatizaciones, desmonte del Estado y la desregularización de la economĆa; de la profundización de la flexibilización laboral y la homogeneización de la pobreza a partir de la teorĆa del goteo o derrame; ademĆ”s, del cumplimiento, a raja tabla, de las exigencias geopolĆticas impuestas desde de los Estados Unidos.
De igual forma, de la confianza inversionista, para favorecer a las multinacionales extranjeras y el mantenimiento del orden social con los āplanes de choqueā de la seguridad democrĆ”tica, es decir, la aplicación milimĆ©ticamente de la guerra de baja intensidad: estrategia que deja hoy 347 lĆderes sociales asesinados, con las que procuran desactivar el descontento nacional, desarticular las dinĆ”micas organizativas de la sociedad civil y de los partidos alternativos.
A pesar de ello, nuestra esclavitud sólo se consigue con el establecimiento de una educación de baja calidad para la clases medias y bajas del paĆs; los tarifazos en los servicios pĆŗblicos y la aplicación de una estructura tributaria que sacrifique a los pobres, no solo simbólicamente, para mantener la plutocracia que se encuentra en el poder.
AsĆ lo expresó claramente la revista Dinero el pasado 23 de agosto: āLa economĆa se movió al ritmo del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquillaā, al indicar que la āEncuesta de Opinión Empresarial realizada por Fedesarrollo vuelve a dar seƱales positivas sobre la economĆa colombianaā justo cuando el Ministro de Hacienda y CrĆ©dito pĆŗblico anunció que habĆa que subir los impuestos, gravar a la clase trabajadora, alzar las tarifas de Electricaribe y crear el sisbĆ©n para los ricos, al tiempo que se le baja su carga tributaria.
Por eso, los antiguos archienemigos, Uribe, Pastrana y Gaviria, salieron inmediatamente como sus cruzados a reeditar el Frente Nacional en procura de fortalecer la maltrecha gobernanza con la que arrancó el gobierno del Centro DemocrĆ”tico, mientras los colombianos no cesan de movilizarse en todo el paĆs.
A pesar de las seƱales, hay quienes se atreven a indicar, despuĆ©s de los contundentes resultados de la Consulta Anticorrupción, que Duque se distanció de Uribe y hacen sendos anĆ”lisis y presentan elaboradas hipótesis de lo que serĆa el gobierno de IvĆ”n Duque, lejos de la paternidad del senador sub judice y fundador del Centro DemocrĆ”tico, Ćlvaro Uribe VĆ©lez, pero con la incomoda presencia del escolĆ”stico exprocurador Alejandro Ordónez Maldonado.
Que no se equivoquen con el efecto de pareidolia de una imagen que simula ser y procura desuribizarse, como contrafachada, porque el Estado colombiano es monolĆtico para defender el statu quo del establiment, aunque algunos se emocionen con las seƱales equĆvocas de los buenos salvajes y de āLa democracias sin puebloā, como dirĆa Maurice Duverger, del Ćŗnico paĆs en el mundo que vota contra la paz, elige nuevamente a sus verdugos y se declara a favor de los corruptos.
Aunque no es extraño, en una sociedad que se alimenta con la mentira y la noción falseada de su realidad; donde la verdad significa odio y polarización, como lo promovieron, durante la campaña presidencial los medios privados de información y algunas rutilantes estrellas del periodismo colombiano.
Por eso, no serĆa excepcional que al āpacto por Colombiaā se le sumarĆ” una nueva figura polĆtica de la socialdemocracia, que haya mantenido buenas relaciones con la izquierda progresista y que represente a las regiones del paĆs, a quien se le podrĆa ofrecer un viceministerio o una alta consejerĆa. Este ejercicio para equilibrista, intentarĆa darle ese talante de neutralidad de la que carece el gobierno de Duque, con el fin de presentarse con un discurso desideologizado y asĆ©ptico. Nada nuevo, asĆ lo hizo Uribe con Angelino Garzón y Santos con Luis Eduardo Garzón.
No en vano, Duque MĆ”rquez apareció en su alocución el domingo 26 de agosto, tras los sorprendentes resultados de la Consulta Anticorrupción, apropiĆ”ndose del hecho polĆtico, sus propuestas y su discurso, aunque olvido el presidente su obediente y tóxico silencio.
Y quiĆ©n en el paĆs estarĆa dispuesto a ello? Ćl que tenga ambiciones nacionales, busque fortalecer sus opciones electorales con miras a las regionales del 2019; pero tambiĆ©n, algunos enredos con los organismos de control fiscal, que se puedan solucionar en BogotĆ” de la mano del reeditado Frente Nacional, eso sĆ en estrecha colaboración del Contralor y el Fiscal.
Es decir, estas semanas quedó diĆ”fanamente esclarecido con el primer discurso de Carlos Felipe Córdoba Larrete que la coalición de Duque serĆ”n los dueƱos de los organismos de control y los contrapesos del sistema durante los próximos aƱos y sus desiciones estarĆ”n al servicio de los partidos del āPacto por Colombiaā, de ese tamaƱo es y serĆ” la lucha contra la corrupción del gobierno nacional.
FotografĆa: Ā©Presidencia de la RepĆŗblica, agosto de 2018.
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