ALGARROBO: LA RESISTENCIA DE UN PUEBLO


Por. VĆ­ctor Garavito

En la noche del 27 de mayo los resultados electorales de la primera vuelta presidencial eran previsibles en el Magdalena; sin embargo, contra todo pronostico, el municipio de Algarrobo le demostró al departamento lo que significa la dignidad de un pueblo que resiste, a pesar del miedo y los fantasma con los que intentaron derrotar su esperanza.

Así lo reflejan los resultados electorales, que dejó como ganador al candidato de la la coalición de Colombia Humana, el Movimiento de Autoridades Indígenas -Mais- y Fuerza Ciudadana, Gustavo Petro con 2.806 votos en Algarrobo frente a los 1.154 sufragios del candidato del Centro DemocrÔtico, IvÔn Duque.

Así mismo sucedió en los otros siete municipios donde se alcanzó el triunfo, como El Reten, Zona Bananera, Sitionuevo, Pivijay, Plato, Santa BÔrbara de Pinto y Santa Marta, donde Petro salió victorioso contra el que representa al cuestionado expresidente Álvaro Uribe Vélez.

Frente a estos resultados, que dejan ver claramente la desobediencia civil frente a las ordenes de los patrones en el Magdalena, transcendió en los medios locales de Santa Marta, que el expresidente Álvaro Uribe Vélez, al parecer promovió una reunión el pasado sÔbado en Santa Marta con 29 alcaldes del departamento.

La venganza enceguece siempre la razón

Aprender a entender la realidad lejos de las pasiones políticas, sin mentir ni crear dudas alrededor de la verdad, no es fÔcil cuando el fanatismo devora nuestra conciencia y algunos colombianos aún no logran superar el trauma sadomasoquista que nos dejó la guerra y el odio inoculado por Álvaro Uribe Vélez y el Centro DemocrÔtico.

La fórmula, de los sectores de la ultraderecha siempre serÔ aplicar una dosis de dolor e incertidumbre periódicamente, eso sí amalgamada con el llamado del mismísimo Dios, que los iluminó; claro esta, con informaciones falsas y hechos descontextualizados, moviendo sus amenazantes y escatológicas hordas por las redes sociales. Su propósito es acumular tanto dolor y miedo que aflore la venganza y una vez esta hace efecto, enceguece la razón.

Lo cierto es que a pesar del cerco mediÔtico tendido por los medios privados de información, como Caracol y de quien se constituyó en la oficina de prensa de IvÔn Duque, RCN; ademÔs, de las maquinarias clientelistas de las mafias políticas tradicionales del Magdalena, de las ordenes que impartieron los patrones en sus fincas, de la compra de votos, en Algarrobo el miedo no pudo contra la voluntad de su gente, como sucedió en otros municipios del Departamento.

Para los latifundistas del Magdalena, Algarrobo es la única finca con municipio propio. Esta visión feudal da cuenta de una inequívoca realidad y de como sus verdaderos dueños, los hermanos Macías y los DÔvila se apoderaron de sus fértiles tierras.

No obstante, antes que los palmicultores llegaran, Algarrobo era un próspero corregimiento de Fundación, que se sirvió de la bonaza blanca del algodón que vivió el país de 1950 a 1977 y que generó mÔs de 480.000 empleos.

Sin embargo, a todo esto renunció el país, porque desde BogotÔ el Estado desestimuló la producción algodonera con la apertura económica y la revaluación de Cesar Gaviria y los tratados de libre comercio firmados durante la presidencia de Álvaro Uribe Vélez, con los que se puede importar de los Estados Unidos esta materia prima y así favorecer solo a las multinacionales norteamericanas.

Actualmente, en Colombia la industria manufacturera requiere de 60.000 toneladas de algodón por año y en el país apenas se recogen 20.000. Al tiempo que el cultivo de semillas genéticamente modificadas que impulsó el Ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri Valencia, como la salvación del agro en el Caribe fracasó, porque se constituyó en el peor negocio para los agricultores las semillas Bt, que irregularmente el ICA y Monsanto promovieron.

Llegaron los paras

En medio de este escenario de quiebra económica, producto de la llamada globalización, la inestabilidad producida por el acelerado cambio climÔtico, llegaron los nacrcoparamilitares al Valle del Río Ariguaní, con la estrecha colaboración de la clase política del Magdalena, los alcaldes de turno y los concejales de la época; así como, los organismos de seguridad del Estado y los palmicultores; de ahí en adelante se inició uno de los periodos mÔs oscuros de la región.

Algarrobo y sus alrededores se llenaron de muertos, centenares de desplazados y un proceso de fractura de su tejido social; ademÔs, paulatinamente aparecieron un grupo de comerciantes antioqueños que hicieron quebrar a los pequeños tenderos de la región y se hicieron al control microeconómico del municipio.

Por otro lado, para nadie es un secreto que los narcoparamilitares, llÔmese Ejército Antirestitución de Tierras, Urabeños, Águilas Negra o con cualquier otro nombre, son los mismos de años 90“s. De estos hecho se encuentran gran cantidad de pruebas, aunque algunas fueron traspapeladas de los expedientes judiciales, escondidas o desaparecidas, como en su momento lo hizo el Cartel de la Toga de la Corte Suprema de Justicia; también se compraba en el antiguo DAS o la propia Fiscalía.

Los palmicultores

Los palmicultores fueron atraĆ­dos por las condiciones estratĆ©gicas de Algarrobo, como la posibilidad del uso del agua del rĆ­o AriguanĆ­, como actualmente lo hacen sin que la autoridad ambiental Corpamag diga nada –entidad que esta en manos del parlamentario Eduardo Diazgranados-; con estas ventajas estos empresarios emprendieron una agroindustria ampliamente promovida durante el periodo del expresidente Ɓlvaro Uribe VĆ©lez y que hoy acarrea serios problemas sociales y ambientales.

En primer lugar, porque esta zona hace parte de la dinÔmica de recambio biótico del complejo ecosistémico de la Sierra Nevada de Santa Marta y este monocultivo produce la paulatina perdida del hÔbitat de especies endémicas y, por lo tanto, de la biodiversidad, que es uno de los activos mÔs importantes con el que cuenta el país.

AdemÔs, la producción de palma africana genera contaminación de los cuerpos hídricos superficiales y subterrÔneos; también, presenta emisiones atmosférica que afectan la salud de las comunidades y, por último, los estudios demuestran que este cultivo terminan con la fertilidad la tierra, debido al uso de permanente de plaguicidas.

Pero, por si todo esto no es suficiente, el aceite de la palma africana posee efectos nocivos y altamente perjudiciales para la salud de las personas; en este punto los cientĆ­ficos descubrieron que un kilo de aceite de palma conllevaba 68 muertes por cada 100.000 habitantes en varios paĆ­ses con bajo poder adquisitivo, subdesarrollados como el nuestro. En otros paĆ­ses con niveles de vida mĆ”s altos la cifra era de 17 muertes.

Para completar el desolador panorama, en junio del 2017, se conoció un estudio realizado por la por el Institut de CiĆØncia i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona -ICTA-UAB- (En CatalĆ”n), que seƱaló: ā€œLa expansión del cultivo de palma africana de aceite (Elaeis guineensis) estĆ” generando un enorme impacto ambiental a nivel mundial, muy agudizado en paĆ­ses del Sudeste AsiĆ”tico y AmĆ©rica Latina, donde estas plantaciones estĆ”n substituyendo en un 40% a los bosques tropicales y en un 32% a los pastos naturales y las Ć”reas de cultivo de grano bĆ”sicoā€.


Y qué pasó?

SĆ­ en las pasadas elecciones de Congreso en Algarrobo salió con la primera votación a la CĆ”mara de Representantes Carlos Mario Farelo Daza, por Cambio Radical, hijo de Zunilda Daza de Farelo, que fue condenada por sus nexos con los narcoparamilitares, tras la firma del llamado ā€œPacto de Chivoloā€, quien presuntamente ha contratado con el Bienestar Familiar el manejo de los programas de Creo a Siempre a travĆ©s de una fundación que ha cambiado varias veces de nombre y por eso amasa una gran fortuna dicen sus contradictores en El DifĆ­cil; asĆ­ mismo, fue mencionada en las grabaciones de los escĆ”ndalos de la presunta feria de contratos de alimentación escolar del Departamento, desde el despacho de la gobernadora Rosa Cotes de ZuƱiga.

Pues bien, durante el periodo de la alcaldesa Liceth Prieto Montejo, también de Cambio Radical, esta fundación estrecho sus vínculos con la mandataria y es la que al parecer aún señala por quien votar en Algarrobo; por eso, hay quienes dicen que la exmandataria, que me robo dicho sea de paso y a la que denuncie ante la Dirección Seccional de Fiscalías -pero ya saben todo se compra en el Magdalena-, sea la jefe de debate del desprestigiado partido de GermÔn Vargas Lleras. Así funcionan las cosas.

Al caminar por las calles de Algarrobo, perece que el tiempo se hubiera detenido, porque lo único que crece es la pobreza de mÔs del 70% de su población, que sobrevive gracias a las redes de solidaridad que entre los sectores populares se ha tendido como una forma de resistencia popular, a pesar de los mercados que siempre llevan la clase política para comprar sus votos.

Finalmente, frente a este panorama nada halagador 2.806 algarroberos decidieron ser parte de las ciudadanĆ­a libre que no se deja comprar ni vende su futuro porque vota a conciencia.

FotografĆ­a: [ar] actualidad regional, junio de 2018.

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