“Lecciones de democracia” a la inglesa

De Rodolfo Hernández a Boris Johnson: 
En los pasillos de la democracia

“Me limpio el culo con la ley”, dijo furiosamente el excandidato de la ultraderecha uribista a la presidencia, Rodolfo Hernández, en un audio donde le pedía a una alta funcionaria del Estado, que se rehusaba a infringirla; hecho que hoy lo tiene imputado debido a su presunta participación en la adjudicación ilegal de un multimillonario contrato cuando fue alcalde de Bucaramanga; mientras al otro lado del atlántico, eso fue lo que hizo el ex-primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, en una de sus intervenciones Cámara de los Comunes (Foto).

«Me iré con la frente en alto», dijo Johnson en su discurso de renuncia al cargo, en momento en que se encontraba en medio de uno de sus últimos escándanlos que se produjeron durante su mandado, la renuncia de 40 de sus ministros; así mismo, le ocurrió a Hernández cuando fue suspendido por segunda vez como alcalde, y quien posteriormente renunciaría sin terminar su periodo constitucional al cargo de burgomaestre en la capital de Santander.

Las coincidencias entre ambos políticos son asombrosas, aunque Hernández no solo usaba sus escatológicas palabras sino los golpes para gobernar en Bucaramanga; en Londres, algo similar ocurría con quien dirigió los destinos de Inglaterra entre el 13 de julio de 2016 cuando asumió el poder, hasta el pasado 7 de julio del presente año, el día de su renuncia.

Johnson es el tercer primer ministro que en los últimos 10 años deja 14 millones de ciudadanos en la pobreza, mientras el hambre recorre las calles de Londres; al tiempo, que su país atraviesa por una grave crisis de salud mental; sin embargo, y en contraposición a los ingleses excluidos por las medidas económicas adoptadas por el político conservador, quien solo se dedicó a perseguir a Julian Assange y a secundar las guerras de poder de Estado Unidos contra Rusia y China, los promotores de un nuevo orden mundial multipolar.

Al mismo tiempo, en Bucaramanga los 20.000 seguidores que le creyeron a Hernández, quien les entregaba durante su campaña a la alcaldía un bono para obtener su vivienda una vez fuera el ordenador del gasto público en su ciudad; hoy siguen esperando, mientras la llamada “Ciudad Bonita” sigue sumergida en la pobreza, la delincuencia y la corrupción.  

Como si se tratará de una fábula contemporánea, queda diáfanamente claro que la clase política tradicional -liberales, conservadores o de Cambio Radical- son piezas de un solo ajedrez y no importa si son los flamantes presidentes del G7 o de los países subdesarrollados como en el nuestro. El primer lugar deben ser funcionales para el imperio y defender las multinacionales; su segunda tarea es atesorar y mantener su propia clientela para conservar el poder; también, combinar todas las formas de lucha, desde la propaganda con la que alimentan con mentiras a los medios de información hasta el uso del fascismo con el que persiguen y eliminan a todo aquel que se les opongan y, finalmente, siempre se limpiaran el culo con la ley.


Foto: Social Media

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