LOS MEDIOS: ENTRE EL TITULAR Y LA INTENCIÓN


El que redactó este titular del artículo del periódico El Informador de la capital del departamento del Magdalena, el pasado 11 de agosto, tal ve nunca ha salido de Santa Marta y no se ha dado cuenta aún que todo lo que produce la naturaleza es mágico. 

En este sentido, los adjetivos calificativos que usa para impresionar o enganchar al lector hacen parte de la cosmovisión del redactor de la nota de prensa o reportaje gráfico, además, depende de su experiencia, de la capacidad perceptiva de quien observe y se deje conmover por lo que tiene frente a sus ojos. 

En este sentido, lo de "imponente", quizás lo dirá por el horizonte que se diluye en su propia finitud porque la imagen carece de verdaderos contrastes (solo hay manchas de color sobresaturadas), el firmamento no tiene volumen es absolutamente plano y la composición de la fotografía es pésimamente mala; por otro lado, lo de “imponente” quizás se refiere al margen -límite- del paisaje que se difumina, pero en las limitaciones de nuestros sentidos y quienes generan sus propias alucinaciones y juegos perceptivos. 

Luego entonces, hay que decirlo con mucha claridad que todos los paisajes, claro está que no estén depredados por la presión antrópica, son "mágicos e imponentes" en sí mismos, sin importar el artificio de la fotografía, el juego tecnológico de los plug in de los programas de edición digital con los que se altera o se reinventa la realidad y de la postura estética con que se produce una imagen y se dota de sentido.

Conclusión

En primer lugar, la prensa regional del Magdalena es tan mala, que no es capaz de observar el horizonte y siempre ha descontextualizado la realidad, no solo para negarla, exorcizar o esconderla sino para manipular a sus consumidores, ese es su negocio.

En segundo término, la prensa siempre trata de imponer regionalismos o de generar sentimiento con el efectismo del patrioterismo barato de la grandilocuencia de las imágenes; y, finalmente, que falta de creatividad demuestra la industria de la mentira, no solo en el Caribe sino en Colombia.

No hay comentarios