HOY IZO MI BANDERA... ¿YA HIZO SU BANDERA?
Por. Victor Garavito
Después de tantos ires y venires, de superhéroes y villanos de aquel viernes de mercado de 1810, queda claro que el 20 de julio no fue tal sino un singular complot, con el que los criollos construyeron esta historia.
Lo cierto, es que a pesar del esfuerzo mancomunado, entre las academias y el poder para simular la verdad, y darle el ribete de linaje y abolengo a los apellidos de los próceres, y mantener la sucesión del trono de las mismas familias que son las dueñas de esta república en la que hoy izamos la bandera entre patriotismos y símbolos, los hechos fueron otros, en un país que todavía no es de los colombianos.
Por Eso Yo Digo NO
—No a 207 años de corrupción.
—No a las mafias políticas regionales y sus elites excluyentes.
—No al modelo económico extractivista.
—No a esta república feudal, donde 13 millones de hectáreas son dedicadas a la ganadería extensiva, las que han acabado los últimos 30 años con el bosque primario nativo y la riqueza más importante de los colombianos: su biodiversidad.
—No al 80% de aceptación de la narcopolítica y el narcoparamilitarismo que acabamos de vivir.
—No A la privatización de los ríos y quebradas por parte de los palmicultures colombianos, como lo hacen con el Rió Ariguaní en Algarrobo, Magdalena. A que los monocultivos destruyan la biodiversidad, los ecosistemas regionales y el bosque seco tropical, porque usan el suelo para la explotación de la Palma de Aceite (Elaeis guineensis o palma africana).
—No a que nos sigamos arrodillando a los imperios para que sigan llevándose nuestros recursos naturales y dejando empobrecido al país.
—No al engaño de los Tratados de Libre Comercio; de esta forma, se desmantela lo poco que queda del agro colombiano y este remedo de industria, a cambio de menos soberanía y más transgénicos.
—No a la fabrica de mentiras de los medios privados de información, porque llevan 60 años dedicados a construir escenarios de confrontación y de guerra; al tiempo que lo único que saben hacer es defender los intereses de la multinacionales y la plutocracia colombiana. “Una noticia mal contada es como un asalto a mano armada”, grita El Residente.
—No a que la educación pública universitaria se convierta en un bien de consumo al servicio del capital privado y las multinacionales extranjeras.
—No a que se sigan asesinado a defensores de derechos humanos, desplazados, periodistas, sindicalistas, indígenas y ambientalistas, frente a la mirada impasible del Estado colombiano.
—No a que el Estado colombiano haga parte de la OTAN y apoye a los judíos, para que sigan disparando contra los niños del Medio Oriente y África, en nombre de la libertad y la democracia, en su campaña de barbarie sostenida para satisfacer las ambiciones occidente.
—No a los planes de ajuste del Fondo Monetario Internacional, que reparte y estandariza la pobreza, para salvaguarda los grandes bancos, el sector financiero colombiano y esconde la corrupción de quienes les sirvieron en el poder.
—No a las bases militares norteamericanas y a la entrega de la soberanía nacional, como lo hizo Álvaro Uribe Vélez, mientras los norteamericanos siguen desarrollando la tesis que la invasión a Venezuela comienza en Colombia.
—No a la entrega del territorio colombiano a las multinacionales minero-energéticas como la Engesa, Endesa, Drummond, Eco oro, Anglo Gold Ashanti, Pacific Rubiales, Bhp Billinton, Glencore-Xtrata, ConocoPhillips y etc.
—No a que la paz sea una cortina de humo para mentirle al país de las verdaderas intenciones del Estado y Colombia siga sea el país paría en el que Suramérica no pueda confiar.
—No a los falso positivos y la impunidad de frente a las violaciones de los derechos humanos por parte de las fuerzas militares colombianas y los marines norteamericanos que invadieron el país.
—No a la criminalización de la protesta social, los falsos positivos judiciales, los asesinatos de líderes sociales o sus persecución permanente, como a los periodista por las mafias políticas o las multinacionales.
—No a la historia que acomodan las academias al servicio del poder.
—No a que el arte y la cultura sea sólo el espectáculo circense de los gobernantes de turno.
—No a que los artistas sean los saltimbanquis contemporáneos del Ministerio de Cultura.
—No a que los artistas se vendan al mejor postor.
—No a que digamos que sí en medio de tanta postración, persecución... y
—Sí a que digamos NO con la indignación de la fuerza ciudadana.
Fotografía: "Mi Bandera". @[ar] actualidad regional
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